Ya lo dijimos tras nuestras primeras horas de convivencia con la nueva D7200 de Nikon: quienes estén esperando una gran evolución respecto a la generación anterior o sean amantes de las interminables listas de novedades tienen poco que hacer con esta réflex nikonista de formato DX. Ni el diseño ni las principales prestaciones registran grandes cambios respecto a la D7100, con todo lo bueno y lo malo que eso supone.
Y es que el continuismo es una opción bastante lógica en una gama que a lo largo de los años ha demostrado funcionar perfectamente, tanto para los fotógrafos avanzados como para los profesionales que andan justos de presupuesto o que sencillamente andan buscando un segundo cuerpo más pequeño. El equilibrio entre calidad, precio y construcción ha sido una baza bien jugada por Nikon a lo largo de estos últimos años con la saga D7000, y esta D7200 no se sale del guion.

Esta fue -como decíamos- nuestra primera sensación tras pasar apenas 48 horas con ella entre las manos. Ahora, después de haber viajado un poco más con la D7200 como compañera, toca responder a las preguntas que muchos se están haciendo: ¿es esta la D400 que algunos siguen esperando? ¿Merece la pena respecto a la D7100?
Nikon le ha cogido el punto a esto de escalonar bien su catálogo de cámaras, marcando claramente los peldaños entre las D3000, las D5000 y las D7000. De ahí que no cabe esperar sorpresas ni en esta D7200 ni en futuras generaciones en lo que respecta a diseño, tamaño, ergonomía y distribución de los mandos.
Algo que, como siempre, tiene su punto positivo –la cámara está realmente muy bien rematada- y negativo. ¿Por qué no colocarle también a este modelo la pantalla móvil y táctil de la más asequible D5300? Desconocemos el argumento oficial, pero cabe imaginar que tendrá que ver con la resistencia y el sellado del cuerpo, aunque esta es una teoría que la pequeña Pentax K-S2 (sellada y con pantalla móvil) parece rebatir.






La D7200 se presenta sin novedades en su diseño y ergonomía respecto a la D7100. Entre sus rasgos más destacados se encuentran el cuerpo sellado, el visor con un 100% de cobertura, la pantalla de 3,2 pulgadas y dos ranuras para tarjetas SD

En cualquier caso, nos gusta cómo sienta la D7200 en las manos en cuanto a peso y agarre, si bien algo más de profundidad en la empuñadura se agradecería. El panel de la zona superior sigue en su sitio, marcando distancias respecto a lo visto en gamas más sencillas y dejando claro que estamos ante una réflex avanzada.
Otros detalles que se mantienen pero que merece la pena recordar son el visor con una cobertura del 100%, las dos ranuras para tarjetas SD (SDHC y SDXC) y la combinación de la conexión Wi-Fi con la tecnología NFC. Aunque esta última se presenta como una de las grandes novedades, en realidad estamos ante una prestación casi obligatoria en esta gama de cuerpos que ya está presente en la mayoría de réflex de la competencia.

Así que bienvenida sea. Eso sí, Nikon debería hacer los deberes con la correspondiente aplicación para tablets y smartphones, porque a día de hoy se encuentra unos pasos por detrás de lo que ofrece la competencia en este mismo campo.
Si el diseño es prácticamente idéntico y la mayoría de prestaciones tampoco han variado, ¿qué ha cambiado en la nueva D7200? Sobre el sensor tenemos nuestras dudas. Aunque mantiene el tamaño (APS-C) y la resolución (24 megapíxeles) del modelo anterior, hay quienes señalan una minúscula diferencia en la cifra de píxeles (24,2 frente a 24,1) para hablar de un captor renovado, mientras que otros argumentan que se trata simplemente de una variación de alguno de los filtros colocados frente al sensor.
Aunque nos quedamos con la duda de si es nuevo o no –en realidad lo que importa son los resultados-, lo que sí figura entre las novedades es el procesador Expeed 4. Un cambio de generación que, de entrada, se traduce en un rango de sensibilidades que eleva un paso su alcance, pasando de un valor máximo calibrado de 6.400 ISO a 25.600 ISO.
Aunque el sensor no registra cambios, el procesador Expeed 4 permite a esta D7200 atreverse con sensibilidades calibradas de hasta 25.600 ISO
Sobre el terreno, los resultados -que ya eran excelentes en la D7100 en cuanto a control del ruido y rango dinámico- mejoran un poco más, convirtiéndose la D7200 en la nueva reina de las cámaras APS-C. Hemos usado en ella el sencillo 18-105 mm f3.5-5.6, que está lejos de sacar lo mejor de la cámara, pero aun así los resultados son extraordinarios incluso en condiciones lumínicas extremas.
En cuanto al rango dinámico, tal vez la mejor forma de ver su potencial sea activar el nuevo modo de imagen “flat”, que como su nombre indica ofrece unos JPEG muy planos y poco contrastados, perfectos para ver todo lo que el sensor es capaz de sacar de las luces y las sombras.






La incorporación de conexión Wi-Fi con NFC es una de las novedades más destacadas -al menos para algunos usuarios- de esta nueva D7200

Un ajuste que, eso sí, resultará más útil para grabación en vídeo –pensando siempre en la posproducción-, porque en el terreno fotográfico disparar en RAW es la mejor manera de aprovechar al máximo la latitud del sensor. Pese a ello, los JPEG directos convencerán a la mayoría de usuarios en cuanto a color, detalle y nitidez.
En realidad de la calidad de imagen de la generación anterior no teníamos quejas, así que repasando las novedades que llegan de la mano de ese procesador casi resulta más interesante hablar del buffer.
Y es que la duración del disparo en ráfaga de la D7100 era una de nuestras principales quejas de aquel modelo, que alcanzaba los 6 fotogramas por segundo pero que se quedaba en unos raquíticos 6 o 9 disparos trabajando en RAW y en función de la profundidad de color elegida.
La velocidad sigue siendo la misma (6 fotogramas por segundo o 7 aplicando el recorte de 1,3x), pero ahora en JPEG podemos mantenerla durante 100 disparos. Y lo que es más interesante: se triplican las cifras en RAW respecto a la generación anterior, alcanzando las 35 fotos en formato RAW de 12 bits y casi 20 trabajando a 14 bits de profundidad de color.
Y es que la renovación de este cuerpo de la saga D7000 se basa más en pequeñas mejoras y ajustes de algunos detalles que en grandes cambios respecto al modelo antecesor. Exactamente eso ocurre con el sistema de enfoque, que aparentemente es el mismo de 51 puntos pero que incorpora algunas novedades.
Su rendimiento es impecable si tenemos en cuenta el segmento del que estamos hablando, donde ninguna otra réflex monta un sistema de enfoque tan completo. A no ser, claro, que consideremos a la EOS 7D Mark II de Canon como competencia de esta D7200.

Rápido en el arranque y el seguimiento, ahora además podemos agrupar los puntos por zonas, aunque es verdad que su reparto a lo largo del cuadro deja abandonadas las esquinas de la imagen, a no ser que activemos el citado recorte de 1,3x.
El rendimiento con poca luz también aparece en la lista de mejoras, de tal modo que ahora la D7200 es capaz de enfrentarse a escenas de hasta -3 EV (-2 EV antes). El rendimiento es excelente, insistimos, pero nos ocurre como con la D810 y otras réflex de formato completo: después de probar la D4s todo nos sabe a poco, por muy injusto que resulten este tipo de comparaciones dada la enorme diferencia de precio y público al que van dirigidas estas cámaras.
El sistema de enfoque de 51 puntos, con mejoras en su respuesta con poca luz, puede presumir de ser el mejor de su segmento

En lo que respecta a la grabación de vídeo, otra mejora que merece ser tenida en cuenta: ahora los clips Full HD de 1920 x 1080 píxeles son a 50 fotogramas progresivos por segundo frente a la grabación a 50i que proponía la D7100.
La sensación de déjà vu que se tiene con la D7200 en las manos hace que repasar una a una sus prestaciones acabe resultando un tanto repetitivo para cualquiera que conozca la D7100. No hay –insistimos- grandes cambios entre una y otra como para recomendar ciegamente la actualización o como para obviar la posibilidad de conseguir una D7100 a mejor precio, pero hay ciertos detalles que seguramente seducirán a muchos usuarios.
Sin ir más lejos, la respuesta ligeramente mejorada del sensor en cuanto a ruido y rango dinámico gracias al procesador Expeed 4, que hace de esta réflex la mejor opción en cuanto a calidad de imagen dentro de su segmento. Muy interesante también el buffer optimizado, que supera uno de los principales problemas de la generación anterior, y los pequeños ajustes en el mecanismo de enfoque de 51 puntos, que sigue siendo un referente en su segmento.

El salto respecto a la D7100 no es grande, pero con sus pequeñas mejoras esta D7200 se confirma como la opción más recomendable dentro de este segmento de réflex APS-C
A todo esto habría que añadir la excelente base de la que parte esta cámara: cuerpo sellado, dos ranuras para tarjetas de memoria, visor con una cobertura del 100%, obturador de 150.000 ciclos, pantalla de 3,2 pugadas y más de un millón de píxeles de resolución… Y por supuesto, la conectividad Wi-Fi, que útil o no (muchos siguen renegando de ella) es cada vez más necesaria en las especificaciones de las cámaras.
Con todo, es verdad que para gran parte de sus potenciales compradores las mejoras en la calidad de imagen y esta lista de novedades no justificarán un mayor desembolso. Y es que resulta muy tentador ahorrarse algunos cientos de euros apostando por la D7100 e invirtiendo esa diferencia en una óptica mejor.
De hecho no podemos perder de vista que, en cuanto a calidad de imagen, esta D7200 ofrece resultados similares a las D3300 y D5300 –las tres comparten sensor y procesador-, por lo que la diferencia de precio hay que buscarla en otras características, como el enfoque, la velocidad, el visor o la construcción.
En cualquier caso, la D7200 se reconfirma como una excelente opción entre las réflex de gama alta con sensor APS-C. Por precio, calidad y prestaciones, puede presumir de ser –de volver a ser, como sus predecesoras- la opción más equilibrada de su segmento.
Compártelo. ¡Gracias!